Alimento primitivo,
alimento básico o de primera necesidad, pan… Llamadlo como queráis pero es un
alimento que está demasiado infravalorado en la actualidad. Para mí elaborar
pan es una de las recetas más difíciles que existen.
El pan ha pasado de ser
un alimento sagrado en las sociedades paleocristianas a ser simplemente un
acompañamiento de nuestros platos. O también eso conocido como “con lo que se
empuja la comida”. El pan es un alimento lleno de sabor y textura que varía
dependiendo de sus ingredientes y forma por lo que cada variedad de pan casa
mejor o peor dependiendo del plato con lo que se acompañe. Igual que un vino no
queda a la sombra de un plato el pan tampoco puede menospreciarse.
Desde siempre la receta
para elaborar pan me ha parecido muy fácil. Es una receta que se puede hacer
con tres ingredientes básicos: harina, agua y levadura. Sin embargo, no fue
hasta el momento exacto en el que me puse a llevar a cabo la preparación de un
pan cuando me di cuenta de lo complicado que es. Y es que entran en juego
muchos factores: el tipo de harina que uses, la levadura, el tiempo de
fermentación, la humedad, la temperatura, los ingredientes que se añaden…
Pero a pesar de todo
ello, el pan es una receta que a la hora de consumirla se puede disfrutar en
una diversidad inmensa de maneras. Puede hacerse en tostadas con aceite o mantequilla y mermelada, en las comidas, en bocadillos, sandwiches, croutons, etc.
Esta receta que os dejo hoy es para hacer un pan básico, blanco, al que podéis añadir los ingredientes que más os gusten. En mi caso yo a uno le añadí frutos secos. éste es exquisito en tostadas con aceite.
Ingredientes:
500 gr. de harina
300 ml. de agua templada
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de azúcar
15 gr. de levadura de
panadero
Elaboración:
En un bol mezclamos la
harina, la sal y el azúcar y lo integramos todo bien. Añadimos la levadura en
los 100 ml. del agua que teníamos, la disolvemos bien y la añadimos a la
harina. Mezclamos todo y vamos añadiendo poco a poco el agua restante. Puede
darse la posibilidad de que no tengamos que utilizar toda el agua, de hecho
seguro que sobra.
Después de que hayamos
amasado con las manos, volcamos todo en una superficie enharinada y trabajamos
la masa entre 5 y 10 minutos hasta que tengamos una masa suave. Hacemos una bola y la colocamos en el bol
tapada con un trapo dejándola que repose y doble su volumen durante al menos 1
hora en un lugar templado. No muy frío porque si no no subirá el pan. Pasado
este tiempo volvemos a trabajar un poco la masa.
Es en este punto en el
que podemos dividir la masa para hacer dos panes, o hacer uno solo, o añadir
cualquier ingrediente que queramos a la masa. Yo, por ejemplo, hice uno con la
masa simple y sin añadir nada y otro con frutos secos como nueces, almendras y
avellanas. Una vez que tengamos las distintas masas les damos forma, le hacemos
unos cortes no demasiado profundos y los colocamos en una bandeja. Hay que
tener dos cosas en cuenta: la primera es que hay que volver a dejar la masa
reposar durante 1 hora antes de meterla al horno por lo que la levadura actuará
y la masa subirá y la segunda cosa a tener en cuenta es que en el horno
aumentará de tamaño aún más. Por lo tanto, hay que dejar suficiente espacio
entre una masa y otra para que al elevar no se peguen.
Encendemos el horno a
200Cº, dejamos que se caliente y cuando vayamos a meter el pan bajamos a 180Cº. Dejamos el pan cocer hasta que veamos
que coge un color dorado.