Los médicos no
recomiendan comer al menos una pieza de fruta al día. Y yo reconozco que la
fruta fresca es uno de esos placeres muy poco comparables. Pero el problema hoy
en día es que la fruta que compramos en los supermercados, más que fruta es una
lotería porque no sabes el sabor que tendrá. O mejor dicho, si tendrá sabor o
no. Porque mira que hay veces que parece que estás comiendo un trozo de corcho
en vez de una fruta nacida de un árbol o un arbusto.
Referido a esto, si
prestáis de nuevo un poco de atención a la segunda línea podréis deducir que no
soy muy fan de la fruta cocinada. Por ejemplo, odio las compotas y las frutas
asadas como pueden ser las manzanas o las peras al vino.
A pesar de ello, me he
decidido y atrevido a ponerme manos a la obra con una tarta de manzana. Ésta es
una de las pocas frutas que puedo decir que “tolero” cuando está incorporada en
pasteles, tartas o bizcochos. Creo que es por su sabor suave y que cuando le
muerdes, por ejemplo a un bizcocho de manzana y canela, el sabor se intuye
ligeramente.
Obviamente, en esta tarta
de manzana el sabor es más intenso pero el aroma del limón también juega un
papel importante en la receta. Si os animáis a hacer esta receta contadme qué
os ha parecido y si os ha gustado.
Ingredientes:
1kg de manzana golden
12 cucharadas de azúcar
4 cucharadas de harina
4 cucharadas de maizena
12 cucharadas de leche
2 huevos
Ralladura de un limón
1 sobre de levadura
Mermelada de melocotón o
albaricoque
Zumo de un limón
Elaboración:
Comenzamos introduciendo
en un bol el azúcar, la harina tamizada, la maizena, la levadura, la leche, los
dos huevos y las manzanas peladas, descorazonadas y partidas en trozos
(reservaremos unas lonchas para decorar la parte superior). Con una batidora lo
batimos todo hasta obtener una crema que volcaremos en un molde, si es redondo
mejor, en el que habremos puesto papel de horno en el fondo. A continuación colocamos
las lonchas de manzana que teníamos reservadas y las colocamos sobre la mezcla
a nuestro gusto.
Con el horno precalentado
a 180ºC introducimos la tarta en él y lo mantendremos allí hasta que esté
dorada y al introducir un palito o un cuchillo éste salga limpio. Ya sólo queda
mezclar dos o tres cucharadas de mermelada que hayamos elegido con unas gotas
de limón y pintamos la superficie de la tarta (este paso es opcional, ya que
podéis dejar la tarta tal y como sale del horno o solo pintar con mermelada sin
añadirle las gotas limón). Lo dejamos enfriar por completo y ya podemos
disfrutarla.
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